Desde pequeña siempre supe cuál era mi pasión, el dibujo.
Pasaba horas y horas dibujando en mi cuaderno e imaginaba mundos y personajes increíbles. Pero a medida que fui creciendo, comencé a escuchar más y más de mis familiares y amistades sobre la importancia de elegir una carrera “segura” y “rentable”. Me decían que debía estudiar algo que tuviera una buena remuneración y que me garantizara un futuro estable.
Así que, después de pensarlo mucho, decidí estudiar Administración de Empresas. No es que no me gustara, pero no era mi verdadera pasión. Sin embargo, me dije a mí misma que era lo mejor para mí y que algún día encontraría un buen trabajo.
Con el tiempo me di cuenta de que eso no era suficiente, no disfrutaba lo que hacía, no me sentía realizada, ni motivada al levantarme cada mañana. Fue entonces cuando decidí escuchar mi voz interior y seguir mi verdadera pasión.
Tomé la decisión de dejar mi trabajo y volver a estudiar, esta vez Diseño Gráfico. No fue fácil, pero cada día me sentía más y más feliz. Me encantaba aprender sobre diseño, experimentar nuevas técnicas y herramientas, ¡ver cómo mis ideas cobraban vida fue genial!
Hoy en día, tengo una pequeña empresa de diseño y no podría ser más feliz. No es por presumir pero mis ganancias son muy buenas y no me arrepiento de nada. Todos los días me levanto con entusiasmo y energía, lista para enfrentar nuevos desafíos y dar lo mejor de mí.
Si estás en una situación similar, mi consejo es: sigue tu corazón y elige lo que realmente te apasione. No te conformes con lo “seguro” o “rentable”. Si haces lo que amas, el éxito y la felicidad llegarán por sí solos.